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SALUD
3 de enero de 2023
Es oportuno promover conductas básicas relacionadas con la alimentación, la hidratación y la exposición al sol, especialmente en adultos mayores, niños, embarazadas y pacientes con enfermedades crónicas durante las olas de calor.
Mantenerse hidratado, reconocer la necesidad de ingerir agua y realizar actividad física por la mañana temprano o luego de la caída del sol son algunos de los consejos que cada año, durante los meses del verano y las olas de calor, es necesario difundir para evitar o reducir el impacto negativo de las altas temperaturas en la población en general y, sobre todo, en las personas más vulnerables como bebés, niños pequeños, personas mayores de 65 años y pacientes con enfermedades crónicas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial de Meteorología (OMM), una ola de calor se define como un período excesivamente cálido en el cual las temperaturas máximas y mínimas superan, por lo menos durante 3 días consecutivos y en forma simultánea, ciertos valores que dependen de cada localidad.
Entonces, el calor extremo -con temperaturas máximas récord en gran parte del país, que se ubican entre los 35° y 42°C- puede desencadenar serios problemas de salud, ya que el cuerpo humano se ve obligado a realizar un esfuerzo mayor para mantener la temperatura corporal normal.
El calor extremo puede desencadenar serios problemas de salud, ya que el cuerpo humano se ve obligado a realizar un esfuerzo mayor para mantener la temperatura corporal normal
Los efectos negativos de la ola de calor van desde calambres musculares, debilidad y fatiga, hasta mareos, náuseas, pulso rápido, dolor intenso de cabeza, confusión y pérdida de conciencia, síntomas de lo que se denomina golpe de calor, que puede ser un cuadro grave y requerir hospitalización. Esto puede ocurrir cuando, tras una exposición prolongada a temperaturas elevadas, el cuerpo de la persona se calienta demasiado y se deshidrata: pierde agua y sales esenciales para su buen funcionamiento.
Beber abundante agua. Ingerir más líquido del habitual, en especial agua fresca y de fuente confiable durante todo el día, aun si no se tiene sed. Se aconseja beber dos litros por día: dos vasos de agua al despertar, al menos ocho vasos durante el día y uno antes de acostarse. Es importante mantener el agua correctamente envasada (en botellas o bidones limpios y cerrados) en la heladera, en lugares limpios y alejada de fuentes de calor. Respecto de las bebidas alcohólicas, las azucaradas o aquellas con cafeína, consumirlas de manera moderada y siempre que no exista contraindicación médica.
Evitar la comida en exceso. Se sugiere optar por comidas livianas, equilibradas y frescas, como ensaladas, e incluir frutas y verduras a la alimentación diaria, ya que ayudan a reponer las sales perdidas por el sudor. En cuanto a la conservación de los alimentos, es importante desechar cualquier producto que pueda haber perdido la cadena de frío y también los comestibles enlatados cuyos envases estén abiertos, dañados o inflados.
Resguardarse del sol. Evitar la exposición directa al sol en los horarios de mayor temperatura, principalmente entre las 10 y las 16 horas. Además, es importante utilizar protección solar que debe colocarse previamente a la exposición (30 minutos antes), repitiendo su aplicación cada 2 horas y después de sumergirse en el agua o sudar. Si es necesario permanecer en exteriores, procurar ubicarse a la sombra o lejos del calor.
Vestir ropa liviana y clara. Usar prendas de colores claros porque los oscuros absorben más la radiación solar. También utilizar sombreros o gorras y anteojos de sol con protección frente a rayos ultravioletas.
Mantener los ambientes frescos. Aprovechar las primeras horas de la mañana, cuando las temperaturas suelen ser más bajas, para abrir las ventanas y ventilar. Luego, es fundamental bajar las persianas, toldos y cortinas, apagar la mayor cantidad posible de luces y dispositivos eléctricos, evitar prender el horno y usar el aire acondicionado a 24 grados con la función de deshumidificación.
Reducir la actividad física. Evitar la realización de deportes en el exterior en las horas de más calor. Se recomienda hacer ejercicio físico por la mañana temprano o luego de la caída del sol, siempre con ropa liviana y una adecuada hidratación.
No automedicarse. Consultar siempre con un profesional médico sobre las medidas suplementarias a adoptar si se tiene alguna enfermedad de riesgo. Mantener el contacto con las personas consideradas más vulnerables para poder valorar su situación concreta y prevenir efectos graves de las altas temperaturas. Ante la aparición de síntomas de golpe de calor, trasladar a la persona a la sombra, a un lugar fresco y tranquilo, hacer que mantenga la cabeza un poco alta, intentar refrescarlo mojándole la ropa, aplicarle hielo en la cabeza, darle de beber agua fresca o un poco salada y solicitar ayuda médica.
Fuentes: Ministerio de Salud de la Nación / Organización Mundial de la Salud (OMS)/ Organización Mundial de Meteorología (OMM)/ Cruz Roja.